lunes, 11 de abril de 2011

Tú quieres.


Te ha hecho enfadar, y le das. Entonces empieza el juego. Un juego en el que los sentimientos de los dos se encuentran a flor de piel.
El primer paso es el escondite. Escoges uno en el que piensas que no te va encontrar, pero al ver que no te busca sacas la cabeza. Y ahí está él, esperandote para atraparte entre sus brazos y que no te escapes.
Empiezan las situaciones con vuestras risas, las cosquillas y de repente, sin saber como, te encuentras con su cara delante de la tuya.
Casi puedes escuchar los latidos de su corazón de lo cerca que estás.
Otra sonrisa.
Otro suspiro.
Otra mirada.
Pero no puedes hacerlo. No es tuyo y de hacerlo, sería ruin para la otra persona.
Así que te alejas poco a poco de su cara, de sus ojos, de su boca...
Pero él no quiere soltarte, y tú tampoco quieres, así que os quedáis otra vez, él agarrándote con sus brazos y tú delante suyo.
Otra sonrisa.
Otro suspiro.
Otra mirada...

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